El caminante perseveraba solo en su andar.
Andar llenos de pasos sin finalidad.
Un día tras de otro andando sin parar
buscándole un oasis a su soledad.
Resolana bulliciosa cegaba el panorama.
El caminar incierto sin un buen mañana.
Pasos y horas perdidas se acumulaban,
instantes falsos la vida me adulaban.
En una tarde usual sin pretensiones.
Un café, una mesa sin intenciones.
Una conversación llena de color.
Una sonrisa llena de puro valor.
Se me cruzaron dos luceros ladrones
que en tu rostro parecían dos soles.
Sin esperarlo la vida me sorprendió
cuando sin pedirlo un gran giro dio.
De La voluntad de Dios se amarraron
mis despistes y tus buenas intenciones.
Sin prisa alguna tu decidido corazón
a un solo son puso nuestras emociones.
Una tarde, una mano y una muralla.
Un compartir sano libre de batalla.
Un sutil agarre de manos sin final,
un deseo genuino de retomar lo real.
Desde esa tarde ya no camine solo.
Mis tardes anhelaban una salida pronta.
Para descender a tus ojos enamorados
y reencontrarme mis sueños anhelados.
Abrí mis ojos, decirlo no está de mas
A toda una nueva y positiva realidad
Desorden y ruidosos desvelos pasaron.
Tu sonrisa y tus ojos todo llenaron.
En el trayecto navegué por mares
de lágrimas e injustos pesares
que puse por necio en tu camino.
Gracias amor por tu perdón divino.
Un día tal el hombre en mi dijo así será.
Del amor que te tengo nos multiplicaremos.
Seré tu esposo digno y padre de tus bebos.
Dios me oyó y premió bien al que persevera.
Ya no sé si voy caminando o soñando.
De tu lado mi vida todo va cambiando.
Colombia, Puerto Rico y Florida.
Con tu amor a donde me lleve la vida.
¡Marie, mi BeBé, gracias por estar aquí!
20 años, miles de pasos a tu lado.
Hoy camino inspirado y acompañado
por Dios, mis dos angelitos y por ti.
Por: Wilfredo Alberto Guzmán FernándezPara: Carmen Marie Quiñones Marín - 20 AniversarioFecha: miércoles 6 de marzo de 2024