Etiquetas

jueves, 19 de noviembre de 2009

WG Pensamiento 2009-11-20a

De niño me decia mi madre de nombre Celeste: "Al que quiera Azul Celeste que le cueste". Era mucha mi inocencia o ignorancia como para entenderle. Ahora con mi vida cerca de los 40, le cojo un sentido amplio a su decir. Soy soñador e iluso pensador que anhelaba y pedia al Gran Dios, que me cumpliera mis deseos. Hoy bien sé que los deseos cuestan. Cuesta mucho no olvidarlos, no dejarse desviar, no luchar por ellos, no desvalorarlos cuando el mundo te los quiere enlodar y menospreciar. Ay, que si cuestan!!!! Más cuando se logran muchos de ellos; pues no se tenia claro cuanto hay que luchar por los hijos, la profesión, la pareja, el amor, el matrimonio, y el no querer volver o sentir soledad. Hasta el momento ha sido bastante caro el precio de haber logrado mis sueños y de seguir manteniendolos con vida.