Refugiada en quehaceres, te preservas como rosa fresca esperando que un zumbaror sincero, de corazón y mente universal, deflore tu nectar gestor de florestas y campos frutales. Tu fe en lo valioso y espiritual, te premiará cuando tu rocio sacie la sed de quien merezca posar sobre ti sus deseos de amar lo mas sencillo y puro del amor. Un corazón petalo de rosa, que resiste a desvaler la miradas contempladoras y los supiros pasionales de la fe esperanzadora de quienes creen en el amor como regalo de supremo de Dios.
Autor: Wilfredo Guzmán